A medida que las compañías farmacéuticas y biotecnológicas anunciaron la finalización de los ensayos clínicos que prueban la vacuna contra el COVID-19 y recibieron autorización de uso de emergencia, todos los estados comenzaron a introducirla. Como cualquier otra vacuna, las vacunas contra el SARS-CoV-2 son voluntarias. Aunque muchas personas en los Estados Unidos recibieron sus vacunas, los Estados Unidos aún no han alcanzado la inmunidad colectiva. Este tema es de importancia nacional porque la salud de la población y el desarrollo del país están en juego. Por lo tanto, muchos empleadores y educadores apoyan los mandatos de vacunación para el personal y los estudiantes en las instituciones educativas (Kurtz 1). De hecho, casi el 60% de los educadores afirman que los mandatos de vacunación deben aplicarse a las escuelas (Kurtz 1). Sin embargo, la reciente aplicación de la Casa Blanca fue bloqueada por jueces de distrito en cuarenta estados, lo que impidió los mandatos de vacunación para los trabajadores (Hals). Uno de los jueces argumentó que estas decisiones “deberían ser tomadas por el Congreso, no por una agencia gubernamental” (Hals). En particular, el mandato no obligará a las personas con contraindicaciones absolutas a vacunarse. Por lo tanto, el gobierno debería introducir mandatos de vacunación para crear protección para aquellos que no son elegibles porque este virus dañó la economía y mató a millones de personas en todo el mundo.
La administración del presidente Biden decidió hacer cumplir esta legislación debido a la creciente preocupación por las nuevas mutaciones del coronavirus. Muta y se vuelve más contagioso y peligroso para la salud humana. De hecho, el gobierno está preocupado por la nueva variante de omicrón que se volvió más infecciosa que las variantes alfa y delta (Hals). El temor es que pueda resultar en un segundo bloqueo global, lo que dañará la economía y resultará en un aumento de la mortalidad por las consecuencias de esta infección (Hals). Si el gobierno quiere evitar el aumento de las muertes relacionadas con la COVID y ayudar a las empresas a entrar en la fase de recuperación de la recesión, este mandato debe implementarse para reducir la incidencia de esta enfermedad.
El coronavirus que causó esta pandemia continúa cobrando la vida de miles de personas diariamente en todo el mundo. Alrededor del 77% de las escuelas informaron haber pasado del aprendizaje remoto al aprendizaje totalmente en persona (Kurtz 2). Significa que los niños, los maestros y sus familias tienen un mayor riesgo de infección. Por lo tanto, obligar a las personas a recibir la vacuna puede reducir la propagación viral, proteger la salud de los ciudadanos y ayudar a las escuelas a permanecer abiertas.
Los opositores del mandato afirman que las pruebas regulares son suficientes para aquellos que son reacios a vacunarse. Sin embargo, las pruebas de COVID-19 no son obligatorias en organizaciones con al menos cien empleados (Hals). Además, según Kurtz, «las políticas de distrito sobre pruebas, máscaras y vacunas son todo menos uniformes, con enfoques que varían considerablemente por región» . Parece que las personas no pueden confiar solo en las máscaras porque el distanciamiento social ya no está estrictamente regulado. En consecuencia, el mandato de la vacuna parece ser la medida más eficaz para detener la pandemia.
En resumen, el mandato de la vacuna parece fundamental para lograr la inmunidad colectiva en los Estados Unidos y permitir que todos los aspectos de la vida de las personas vuelvan al nivel prepandémico. Sin embargo, la reciente aplicación de la administración del Presidente para el mandato de la vacuna contra el COVID-19 fue bloqueada por los tribunales de distrito en la mayoría de los estados. Afirmaron que usar máscaras y pruebas regulares es suficiente para reducir la propagación viral. Sin embargo, dado que el distanciamiento social y el uso protector ya no están controlados, la vacunación debe estar obligada a las personas sin contraindicaciones para protegerlos de enfermedades graves. Por último, el mandato puede ayudar a preservar la etapa de recuperación actual en los Estados Unidos y disminuir la muerte por este virus y sus variantes mutadas.