A pesar de que el fallo es desfavorable para mí, huir de mi país no será considerado moralmente justificable. Por mucho que me atara a la prisión, permanecer en ella me eximiría del castigo de la extradición. Cada ciudadano debe cumplir con las leyes de sus propios países sin doblegarlos para adaptarse a la ocasión. Según Abumere, argumentando en el utilitarismo, la consecuencia de escapar sería más costosa que sentarse y pasar por la sentencia al final, justificando mi inocencia. Correr demostraría una falta de confianza en mi declaración de no ser culpable, dando al jurado más razones para justificar su veredicto equivocado. Estudiando la posición de Sócrates de obedecer la ley con entusiasmo en lugar de escapar al exilio, Marcou ayuda a comprender las repercusiones de la huida y la desobediencia en comparación con la obediencia y la orientación. Marcou afirma que para Sócrates, era un deber primordial obedecer la ley independientemente de las circunstancias que rodeaban el veredicto.
En este escenario, la sentencia es unánime sin considerar pruebas tangibles de ser culpable. Marcou saca un argumento con el que estoy de acuerdo. Desobedecer la ley es un mal ejemplo para los demás de que está permitido doblar las reglas e ir sin restricciones, ampliando la brecha entre la aplicación de la ley y la estabilidad de los sistemas legales. Los procesos judiciales, en este caso, eran procesales, y quedarse atrás dará la oportunidad de apelar en comparación con fugarse. El papel principal es mejorar la obediencia a los estatutos establecidos para evitar aumentar la ilegalidad. Dada la oportunidad de fugarse es un signo de cobardía y podría conducir a acusaciones más graves. La justificación moral viene del punto de acciones aceptables y adecuadas, y fugarse, en este caso, no es una.