Los abogados defensores tienen un papel desafiante y complejo en el sistema de justicia penal. Ellos tienen la tarea de abogar en nombre de sus clientes, que a menudo se enfrentan a cargos criminales significativos, y asegurar que sus derechos legales sean respetados. Su responsabilidad va más allá de simplemente representar a sus clientes en los tribunales. En general, el papel de un abogado defensor se puede resumir como un equilibrio entre las obligaciones morales y legales de la profesión con los intereses personales del cliente.
Asegurarse de que se cumplan las solicitudes de sus clientes, incluso si no siempre se alinean con la visión del abogado defensor de los mejores intereses del cliente, es una de las responsabilidades más cruciales. Esto ocurre porque la relación cliente-abogado se basa en la confianza, y los clientes necesitan saber que sus abogados están haciendo todo lo posible para ayudarlos a alcanzar sus objetivos (Campbell & Henderson, 2021). Sin embargo, esto puede ser un aspecto problemático de la profesión, especialmente si el abogado siente que seguir los deseos del cliente podría perjudicar su caso o tener efectos negativos después.
En algunas circunstancias, un abogado defensor puede ser instruido para seguir un curso de acción que sería perjudicial para un tercero, pero no ilegal. En estas circunstancias, el abogado debe tener en cuenta tanto sus estándares morales como sus obligaciones bajo la ley. Si bien los intereses del cliente siempre deben ser lo primero, el abogado también debe observar para confirmar que no están perjudicando intencionalmente a otras personas.
Mantener el anonimato del cliente es una faceta difícil del trabajo del abogado defensor, principalmente cuando el cliente está involucrado en actividades ilegales continuas que no son peligrosas. En estas circunstancias, el abogado puede necesitar equilibrar su responsabilidad ética con cualquier daño potencial que pueda crear el mantenimiento de la confidencialidad (Fox et al., 2020). Aunque los abogados deben mantener la confianza de sus clientes debido a las normas éticas, esto podría ser un desafío si tienen razones para creer que su cliente está actuando ilegalmente.
En general, los abogados defensores deben abogar vigorosamente por sus clientes mientras defienden sus deberes éticos y profesionales. Esto requiere un equilibrio cuidadoso entre respetar las metas y deseos de los clientes y asegurarse de que no están dañando deliberadamente a los demás. Aunque puede ser una tarea difícil y frecuentemente complicada desde el punto de vista ético, es un componente esencial del sistema de justicia penal. Ayuda a garantizar que todos sean tratados de manera justa y equitativa ante la ley.