¿Qué tan necesario es un sistema de justicia juvenil?
A pesar de que el sistema de justicia juvenil en los EE.UU. ha estado en vigor durante más de 100 años, las preguntas sobre su necesidad todavía se pueden escuchar entre los expertos y entusiastas. En la década de 1990, el aumento del acceso a armas y drogas, junto con la actividad de las pandillas, condujo a un aumento significativo de delitos graves entre los jóvenes (Mallett, & Tedor, 2018). El miedo a los «superdepredadores» llevó a la aparición de una «política dura contra el crimen», que comenzó a procesar a los delincuentes juveniles a través de un sistema de justicia penal. Hoy, los críticos del sistema de justicia juvenil afirman que no proporcionó rehabilitación en la mayoría de los casos y liberó a muchos delincuentes después de varios años en el centro penitenciario a pesar de que eran una amenaza para la sociedad (Mallett, & Tedor, 2018). Por lo tanto, existe la opinión de que el sistema de justicia juvenil debería abolirse, ya que ayuda a los delincuentes violentos a escapar del castigo por sus acciones (Mallett, & Tedor, 2018). Si bien estos argumentos pueden ser válidos, hay contraargumentos que deben considerarse.
En primer lugar, los niños menores de 18 años son tratados de manera diferente en todas las demás esferas de la sociedad debido a sus características especiales. Tratar a los delincuentes juveniles como adultos sería inconsistente, ya que la sociedad considera que los niños no pueden comprender las consecuencias de sus acciones (Mallett, & Tedor, 2018). En segundo lugar, un sistema de justicia juvenil separado es crucial para que los jóvenes que cometieron delitos menores eviten el estigma asociado con el procesamiento en el sistema de justicia penal. Según la Fundación Annie E. Casey, la reincidencia entre los jóvenes es menor si los delincuentes se desvían de los procedimientos judiciales. Por último, el sistema de justicia de menores ayuda a evitar etiquetar a los jóvenes a una edad temprana y a generar dificultades para obtener empleo y negociar otros aspectos de la vida. Por lo tanto, un sistema de justicia juvenil separado es vital para mejorar los resultados entre los delincuentes adolescentes.