Cuarta Enmienda: Análisis de las Comunicaciones
La Cuarta Enmienda de la Constitución protege a las personas contra registros e incautaciones injustificadas del gobierno. Sin embargo, la Cuarta Enmienda no es una protección contra todo registro e incautación irrazonables; solo protege contra aquellos que la ley considera injustificados (Harr et al., 2017). La razonabilidad de un tipo específico de búsqueda a los ojos de la ley se evalúa sopesando dos intereses significativos (Harr et al., 2017). En un lado del espectro está la violación de los derechos de la Cuarta Enmienda de una persona. En el otro extremo del espectro hay preocupaciones gubernamentales válidas, como la salud y la seguridad públicas. Por lo tanto, sería lógico suponer que todos los canales de comunicación deben ser parte del espacio privado de un ciudadano, inspeccionados únicamente si las estructuras de gobierno apropiadas aprueban una búsqueda única.
La razón principal de la posición declarada es cómo se estructura la sociedad moderna. En particular, la existencia de Internet ha desempeñado un papel importante no solo en el desarrollo humano, sino también en la forma en que se supervisan las actividades, los intereses y los planes de uno. De ello se deduce que si las autoridades están facultadas para vigilar a los ciudadanos prácticamente en todo momento, puede desarrollarse una sociedad distópica. En particular, con el tiempo, la libertad de expresión y los derechos humanos naturales pueden dejar de existir. El intento de crear una excepción para cualquier posible medio de comunicación crea una cadena de tendencias negativas que conducen a un resultado autoritario.
Los opositores a esta posición argumentan que el derecho a la libertad de expresión puede evitar que ocurran muchos crímenes, incluidos ataques terroristas. Tal enfoque es fundamentalmente problemático porque la proporción de posibles perpetradores con respecto a los ciudadanos comunes es desproporcionada. Específicamente, tratar con una minoría peligrosa imponiendo severas restricciones a toda la población no es una solución adecuada. Como resultado, los supuestos descritos constituyen una visión superficial de la situación sin profundizar en posibles desarrollos.
En conclusión, los canales de comunicación físicos y virtuales deben mantenerse libres de supervisión gubernamental hasta que se inicien los casos judiciales pertinentes. Las razones específicas de esta decisión se describieron como el riesgo de desarrollar un régimen autoritario. Además, se presentó la posición opuesta, que tiene un flujo significativo. Tales análisis y estudios son un elemento esencial del discurso contemporáneo, ya que la participación de la influencia pública es un aspecto crucial en la preservación de los derechos humanos naturales.