Introducción
Es una tontería negar que la prisión estadounidense es uno de los lugares más peligrosos, ineficientes y peores del continente noroeste tanto desde una perspectiva física como institucional. Los reclusos de todos los géneros se enfrentan a barreras y obstáculos de interacción igualmente enormes y numerosos en todos los niveles en estos lugares, desde los propios presos hasta el personal de la prisión. Un enfoque analítico coherente de las necesidades y dificultades específicas de varias comunidades penitenciarias puede llevar a inferencias objetivas relacionadas con la estructura real de esta industria de los Estados Unidos.
Desafíos y obstáculos sistemáticos en las prisiones específicos de las mujeres condenadas
Servicios de comunicación e infraestructura no estables para madres encarceladas
Uno de los problemas particulares que afectan a una categoría pequeña pero estadísticamente significativa de presos, a saber, las mujeres, es la incapacidad de comunicarse de manera coherente con sus hijos y la falta de infraestructura penitenciaria para prestar ese servicio. Según especialistas en el sistema de justicia penal de Estados Unidos, “la distancia entre la prisión y los hogares de los niños, la falta de transporte y los recursos económicos limitados comprometen la capacidad de una prisionera para mantener estas relaciones” (“Prisiones: Prisiones para Mujeres”). Las madres encarceladas y sus hijos, especialmente los menores, experimentan una mayor presión mental tanto externa como interna, lo que conduce a patologías mentales en ambos y empeora la vida de las familias después de la reunificación.
No hay servicios educativos y de atención para mujeres condenadas que tengan hijos
El segundo desafío es exclusivo de la población carcelaria en discusión y está relacionado con el problema de la comunicación familiar esencial y estable descrito anteriormente. Es la ausencia de servicios educativos y de atención para las reclusas embarazadas. Los profesionales de la institución lo describen como una “falta de atención prenatal y postnatal, educación inadecuada con respecto al parto y la crianza de los hijos, y poca o ninguna preparación para la separación de la madre del bebé después del parto” (“Prisiones: Prisiones para mujeres”). Aunque estos casos son raros, debe haber recursos humanos y materiales en las instalaciones penitenciarias para ellos, ya que estos procedimientos pueden paralizar de forma permanente tanto a la madre como al niño mental y fisiológicamente si se llevan a cabo de manera inadecuada.
Aumento de la agresión de los guardias de la prisión y otros grupos internos de control hacia las reclusas
La tercera dificultad sistemática identificada puede considerarse como la más oscura. Es una “acción disciplinaria a un ritmo mayor” que la que recibe en promedio la mayoría de las prisiones, a saber, los hombres (“Prisiones: Prisiones para mujeres”). Es un hecho trágico, triste y cruel sobre la naturaleza despiadada de las relaciones jerárquicas internas entre los oficiales correccionales y las convictas, lo que requiere una intervención civil y estatal activa.
Misión humanitaria a escala completa y sistémica a prisiones estadounidenses con apoyo monetario estatal
La intervención del Estado en el funcionamiento de las prisiones privadas y públicas es objetivamente esencial. Se necesita un servicio educativo y de atención médica multifacético y multitarea en las instalaciones penitenciarias para satisfacer plenamente las solicitudes de productos e información de las reclusas sobre higiene íntima, seguridad sexual, embarazo y parto. Implementado a través de la ley estatal, reduciría el grado general de humillación de las mujeres encarceladas, reduciría las tensiones en las relaciones interpersonales y mejoraría su estado mental (Havel). La necesidad de mejorar la calidad de la participación en la institución penitenciaria por parte de los reclusos es evidente debido al déficit objetivo de los recursos materiales y humanos mencionados (Havel). Los presupuestos estatales son las opciones financieras más cercanas y factibles para implementar el servicio integral de múltiples niveles propuesto, y es probable que dicha estructura humanitaria requiera varios miles de millones de dólares estadounidenses.