Los agravios son perjudiciales para la sociedad porque no solo dañan a los consumidores, sino que aumentan el costo general de los productos cuando la compañía inevitablemente transfiere los costos de la demanda a estos consumidores. Al final, debe admitirse que estos últimos pagan por malversación corporativa. A diferencia de muchos otros agravios que involucran lesiones corporales o daños a la propiedad, los agravios comerciales implican daños a los intereses corporativos de otra persona (Hayes, 2022). Estos pueden incluir oportunidades de inversión perdidas, compradores y relaciones comerciales, entre otras cosas. Como resultado, muchos agravios corporativos están relacionados con gastos que pueden ocurrir en el futuro en lugar de pérdidas que ya han ocurrido. Muchas reclamaciones de responsabilidad civil de la empresa implican un cálculo complicado de las pérdidas a largo plazo del demandado como consecuencia de esta faceta.
Aquí, sería razonable afirmar que una empresa puede evitar cometer un agravio. Por ejemplo, una buena opción es contratar siempre a un abogado responsable de la parte legal de cualquier acuerdo y actividad firmado y llevado a cabo por la corporación. Luego, una empresa puede desarrollar e implementar su código corporativo que determinaría la dirección y el alcance de sus acciones. Este código debe alinearse con las leyes nacionales e internacionales vigentes en el marco de los asuntos comerciales.
La diferencia entre la responsabilidad estricta y la negligencia es el grado de atención que se espera que el delincuente proporcione. La negligencia ocurre cuando no se proporciona un grado racional de atención. La responsabilidad estricta a menudo no implica una cierta cantidad de atención (OAL Admin, 2018). Más bien, impone responsabilidad a una organización cuyos actos resultaron en daño a pesar de la ausencia de culpa o intención. A su vez, la forma en que los acusados deben pagar por el daño que causan es una diferencia entre negligencia y agravios intencionales. En el caso de este último, todos los demandados responsables deben pagar la totalidad de la reclamación (Geistfeld, 2017). Esto difiere de la primera, en la que el acusado sólo es responsable de su parte de los daños.