Amenazas a la seguridad nacional – Cibercrimen
Hoy en día, los Estados Unidos se enfrenta a múltiples amenazas a la seguridad nacional que emanan de fuentes internas y externas. Estas amenazas pueden clasificarse en amenazas provenientes de gobiernos hostiles como Corea del Norte o Rusia, terrorismo, proliferación avanzada de armas, cibercrimen y enfermedades y desastres naturales. De todas estas amenazas, la ciberdelincuencia representa una amenaza inminente para la seguridad nacional. El cibercrimen representa una amenaza inminente para la seguridad nacional porque el sector financiero está cada vez más conectado a Internet y digitalizado, lo que significa que un ataque a las instituciones financieras podría provocar una inestabilidad económica generalizada e incluso una recesión (Seissa et al., 2017). Además, el acceso ilegal y la manipulación de las redes eléctricas y la exposición de la información privada recopilada por las empresas como resultado de la piratería exitosa pueden tener un impacto negativo significativo en el pueblo estadounidense.
La ciberdelincuencia implica el uso de computadoras o dispositivos en red para obtener acceso ilegal a otro sistema informático o red. Mientras que algunos ciberdelincuentes tienen la intención de beneficiarse de dicho acceso, otros tienen intenciones más peligrosas, que incluyen, entre otras, interrumpir las redes eléctricas nacionales, el sistema financiero y otros sistemas conectados a una red (Seissa et al., 2017). Estas actividades maliciosas de los ciberdelincuentes se conocen con razón como ciberterrorismo porque tienen la intención de obligar al gobierno de los Estados Unidos a cambiar de rumbo aterrorizando a estadounidenses inocentes. La principal fuente de esta amenaza es un gobierno hostil o una organización terrorista internacional. Estas dos fuentes están bien financiadas y tienen el conocimiento técnico y la motivación ideológica para llevar a cabo el ciberterrorismo en los Estados Unidos. Los ciberterroristas y criminales usan gusanos, virus, troyanos y otros métodos astutos para obtener acceso a una red y lanzar ataques a gran escala con consecuencias devastadoras.
Si bien es prácticamente imposible detener todas las actividades ciberterroristas dirigidas a los Estados Unidos, el gobierno, junto con los socios internacionales, tiene varias opciones que puede tomar para garantizar la seguridad de la infraestructura crítica. El primero y más obvio es el enjuiciamiento de todos los ciberdelincuentes cada vez que se identifican y también la creación de capacidad policial para procesar todos los delitos de ciberterrorismo (Hert & Bouchagiar, 2020). Gracias a las relaciones amistosas con la mayoría de los países, el gobierno de los Estados Unidos puede extraditar a cualquier criminal a los Estados Unidos para enfrentar cargos relacionados con el ciberterrorismo. El segundo paso es el fortalecimiento de las defensas del país contra la intrusión cibernética. Como uno de los países tecnológicamente más avanzados del mundo, Estados Unidos puede protegerse eficazmente contra las intrusiones cibernéticas empleando los recursos a su disposición. Además, informar a todas las partes interesadas sobre posibles amenazas puede evitar el ciberterrorismo potencial porque ayuda a las organizaciones y agencias objetivo potenciales a defenderse.
A nivel internacional, Estados Unidos puede exigir que las partes en la Convención de Budapest sobre el delito cibernético cumplan con las disposiciones de la convención. La convención de Budapest criminaliza varios ataques informáticos, proporciona un mecanismo para recopilar pruebas electrónicas y fomenta la cooperación entre los signatarios en la lucha contra el cibercrimen y el ciberterrorismo (Hakmeh, 2022). Su objetivo es armonizar la lucha contra la ciberdelincuencia reduciendo la incidencia de refugios seguros y facilitando la cooperación entre los organismos encargados de hacer cumplir la ley a nivel mundial. Además, Estados Unidos puede impulsar la expansión del alcance de la convención para cubrir una amplia gama de actividades que constituyen el ciberterrorismo y la adopción del tratado por más países. Finalmente, Estados Unidos puede ampliar el alcance y los poderes de la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad (CISA) del Departamento de Patria para poder detectar y disuadir eficazmente el ciberterrorismo. CISA es una agencia del DHS que se ocupa de trabajar con socios internacionales para fortalecer la capacidad de los Estados Unidos y del mundo para responder a los delitos cibernéticos y al ciberterrorismo contra la infraestructura crítica.