Seguridad vs. Privacidad como un dilema moral
La elección entre privacidad y seguridad es un tema muy debatido, y el desarrollo actual de la tecnología lo eleva a un nuevo nivel de dilema moral. La tecnología moderna permite a las empresas y al gobierno recopilar toda la información sobre las personas de los teléfonos y las redes sociales que utilizan. Aquellos que apoyan el derecho gubernamental a recopilar datos citan la seguridad nacional como justificación: para prevenir actividades delictivas, monitorear casos de abuso y atrapar delincuentes. Muchos argumentan que solo aquellos que violan la ley se verían afectados. Si un usuario acepta dar su información a un tercero, automáticamente acepta renunciar a su privacidad. Estos argumentos a menudo se citan para pintar la vigilancia masiva a través de la tecnología como algo necesario para garantizar la seguridad humana.
Si bien ofrecen un propósito para la vigilancia masiva, no tienen en cuenta el costo inevitable. Aunque la vigilancia puede ayudar a atrapar criminales en un acto o rastrearlos después, es responsabilidad del gobierno hacerlo, y este no es un precio que sus ciudadanos deberían pagar. Las personas que argumentan que solo los infractores de la ley temen que la supervisión aún bloquee su información detrás de las contraseñas: están contentas con que otras personas renuncien a su privacidad, no a la suya. Mientras que algunos estados pueden usarlo para proteger los derechos humanos, otros pueden usarlo para violar los derechos de las personas en lugar de protegerlos. Como muchas personas desconocen por completo qué tipo de información están regalando, se puede argumentar que es ilegal.
La vigilancia masiva es un tema no sorprendente en la actualidad del uso de las redes sociales y los teléfonos inteligentes. A medida que la tecnología evoluciona, también lo hace la capacidad gubernamental y de las corporaciones para observar cada paso de las personas. Sin embargo, la sociedad no debe sacrificar la privacidad de las personas en nombre del bien común, ya que iría en contra de la base misma de los derechos humanos.