Ética de los jóvenes en las cárceles de adultos
Introducción
La delincuencia juvenil y la delincuencia son problemas sociales prevalentes en los Estados Unidos. En respuesta, el gobierno ha construido cárceles para adultos jóvenes menores de 18 años para frenar su comportamiento maligno. Introducir a los niños en el sistema de justicia a una edad tan temprana, cuando sus habilidades cognitivas aún no han madurado, garantiza que ganen poco de él. Ocasionalmente, el sistema de justicia recomienda a los niños cerca de 18 a las cárceles de adultos, lo que los introduce en diversos abusos sexuales y psicológicos. El aporte de los psicólogos forenses es vital para determinar el aspecto psicológico del comportamiento de un niño antes de establecer un fallo judicial.
Resumen del caso
Jessica es una joven de 17 años que muestra tendencias juveniles como absentismo escolar y peleas escolares. Sus calificaciones se han deteriorado, y está constantemente en compañía de otros amigos delincuentes. Después de agredir a otro estudiante con un bate, fue arrestada y colocada en una cárcel para adultos, donde un recluso de 25 años la agredió físicamente. El evento la dejó deprimida, y después de ver a un psicólogo forense, reveló su condición problemática en el hogar. Jessica no solo tiene que atender a sus siete hermanos menores, sino que también se ocupa de una madre adicta a las drogas que no está presente en sus deberes de crianza. Su padre falleció cuando ella tenía 13 años, y a pesar de estar en muchos centros de detención, Jessica nunca ha estado en uno de rehabilitación.
Curso de acción recomendado
En cuanto al encarcelamiento de Jessica, el tribunal debe adjudicarla como menor y recomendarle que reciba tratamiento hospitalario en un centro seguro. Este movimiento la separa crucialmente de la influencia negativa de sus compañeros delincuentes. Los principios psicológicos refuerzan el papel de la voluntad y el hábito en la formación de la personalidad. El papel de Jessica como hermana y madre de sus hermanos la ha dejado sin su propia identidad. Por lo tanto, la corte debe colocar a sus hermanos en cuidado de crianza. Jessica no tiene la edad suficiente para ser su tutora, y su madre es incapaz de la tarea.
Además, el condicionamiento y el aprendizaje son conceptos psicológicos relevantes, especialmente en relación con el abuso de drogas de la madre de Jessica. Quitarla de la influencia de su madre le daría a Jessica la oportunidad de desarrollar un buen comportamiento. Por último, Jessica debe asistir a sesiones de rehabilitación con un psicólogo para tratar su depresión y lidiar con el evento traumático de asalto físico. Los psicólogos forenses deben cuidar mucho a Jessica, ya que todavía está en sus años de formación, y la educación debe ser una prioridad para garantizar que tenga un futuro después de la rehabilitación.
Investigación académica sobre los peligros de la delincuencia juvenil
La sentencia recomendada es el curso de acción más prudente debido al peligro de los jóvenes en las cárceles para adultos y el impacto del encarcelamiento en su comportamiento y en la comunidad. Kurlychek et al. utilizar una muestra de jóvenes de 16 y 17 años encarcelados en cárceles para adultos en Nueva York. Sus hallazgos indican que los jóvenes que sirven en cárceles para adultos vuelven a ofender más rápidamente y cometen más delitos que aquellos que reciben un tratamiento judicial diferente. Además, hay una mejora marcada en ser apodado un delincuente juvenil en lugar de tener un historial criminal adulto (Kurlychek et al., 2022). Este último impide el empleo, y sus repercusiones llegan mucho más a la edad adulta. Por lo tanto, Jessica debe ser remitida a un centro juvenil para prevenir cualquier problema de desarrollo y psicológico que pueda conducir a la reincidencia. A pesar de tener malas calificaciones, es posible que su desempeño no le impida obtener un empleo remunerado en contraste con las barreras que crean los antecedentes penales.
Ha habido un marcado aumento en el número de niños en las cárceles de adultos en las últimas dos décadas. Los jóvenes en las prisiones para adultos corren un mayor riesgo de ser agredidos sexualmente que los adultos (Menon & McCarter, 2021). En algunos estados, los jóvenes de 17 años son procesados automáticamente como adultos, mientras que algunos estados condenan a los jóvenes como adultos solo con respecto a algunos delitos (Troilo, 2018). Sin embargo, esta acción daña física y mentalmente a los jóvenes y compromete la seguridad pública de la comunidad. Según Heather Swanson, existen políticas a nivel estatal que recomiendan el traslado de jóvenes a cárceles para adultos. Una de esas estrategias es la política «Una vez adulto / Siempre adulto», que transfiere directamente a los jóvenes condenados por un delito a la cárcel de adultos (Troilo, 2018). Esta regla se aplica visiblemente en el caso de Jessica, ya que es una delincuente anterior. La falta de apoyo de los padres o de un modelo familiar cercano la ha dejado mentalmente desprevenida para ser un miembro fructífero de la sociedad. Transferirla a cárceles para adultos introduce problemas psicológicos como pensamientos suicidas y depresión, que en última instancia pueden comprometer su capacidad de interactuar con otras personas. Por lo tanto, es más probable que la cárcel juvenil y la rehabilitación atiendan sus necesidades psicológicas y se aseguren de que crezca mental y físicamente.
La ética del caso
Los psicólogos forenses entienden la mente y las necesidades de un niño, por lo tanto, utilizan principios psicológicos para ayudar a los procedimientos judiciales. Un psicólogo forense debe proteger la seguridad del niño, independientemente de la gravedad del delito. La ciencia forense está asociada con la ley y abarca muchas profesiones diferentes, como la lingística forense, la arqueología forense y la medicina forense (Shipley & Arrigo, 2012). En este caso, el psicólogo forense debe tomar una posición en contra de la directiva legal de la corte y recomendar un enfoque completamente nuevo basado en sus sesiones con Jessica. Sin embargo, un psicólogo se enfrenta a una mente no desarrollada debido a la edad de Jessica con posibles problemas de salud mental. Además, su educación aún no está terminada, lo que limita la comprensión de las consecuencias de sus acciones. Por último, el psicólogo forense debe lidiar con una psique estropeada influenciada por el abuso de drogas y reforzada por compañeros malignos. Jessica sufre de depresión debido a que fue agredida físicamente mientras estaba en prisión. Mientras que estas influencias no se limitan a los jóvenes, su impacto es más severo en el individuo y la comunidad.
Aplicación de principios y estándares éticos
Los psicólogos están sujetos a la máxima profesionalidad y deben actuar de acuerdo con los Principios Éticos de los Psicólogos y el Código de Conducta de la APA. Una norma ética que se destaca en el código de conducta es la educación y la capacitación (Asociación Americana de Psicología, 2017). Los psicólogos son responsables de crear programas de educación y capacitación que brinden los conocimientos y habilidades apropiados que los jóvenes encarcelados requieren. Según Menon & McCarter, los niños en los sistemas juveniles logran resultados educativos más altos que en las cárceles de adultos. Por lo tanto, es posible crear programas educativos que atiendan el crecimiento mental de los niños en las cárceles juveniles.
Además, un psicólogo puede utilizar la terapia de grupo para animar a los jóvenes en las instalaciones juveniles para discutir sus problemas sociales y psicológicos. Para entender los problemas de los jóvenes, las sesiones de rehabilitación, ya sea en persona o en grupo, ayudarían a frenar inmensamente los pensamientos suicidas y la depresión. Además, los psicólogos están vinculados a los principios de justicia, que faltaban en la sentencia de Jessica (Menon & McCarter, 2021). El encarcelamiento a la cárcel de adultos resulta en daño psicológico, oponiéndose directamente a los principios de beneficencia y no maleficencia. Un excelente psicólogo forense atiende al bienestar mental y físico de sus pacientes.
Conclusión
En conclusión, los psicólogos pueden rastrear las acciones y el comportamiento de Jessica a una infancia problemática. Enviarla a la cárcel de adultos conducirá a la reincidencia e impactará negativamente a la comunidad a través de ofensas repetidas en el futuro. Además, los jóvenes enfrentan riesgos de agresión sexual y física en las cárceles de adultos, lo que en última instancia impide la consecución de sus objetivos educativos. El uso de un psicólogo forense mejora el proceso ya que conocen las necesidades del niño. La integración de la psicología forense en el sistema de justicia garantiza que la seguridad de los niños se mantenga bajo el código de ética de la APA.