Negociación de pleitos: dilemas éticos y decisiones en la justicia penal
En el derecho penal, la negociación de culpabilidad puede definirse como la práctica de hacer un acuerdo legal particular entre la defensa y la fiscalía. Según ello, el acusado puede declararse culpable de todos o algunos cargos a cambio de las concesiones del fiscal (Pollock, 2018). La mayoría de los expertos están de acuerdo en que la práctica de la negociación de culpabilidad es efectiva y probablemente inevitable, especialmente si los objetivos del sistema son la eficiencia burocrática y el control de la delincuencia. Por lo tanto, la negociación de la declaración de culpabilidad está éticamente justificada por su forma de “reducir el número de casos que van a juicio” (Pollock, 2018, p. 274). La conveniencia de esta práctica se apoya en múltiples argumentos, incluidos los recursos limitados, la gran cantidad de casos, la sobrecriminalización legislativa, los problemas legales de los casos, la cantidad apropiada de castigo y la justicia individualizada. En general, la negociación de culpabilidad puede ser apoyada por la teoría del utilitarismo. El acuerdo del acusado para declararse culpable puede considerarse como la solución más razonable que no causará desafíos adicionales para el sistema en el futuro.
A su vez, la negociación de la declaración de culpabilidad puede ser éticamente incorrecta para un sistema que tiene como objetivo proteger los derechos humanos y el debido proceso. Además, una justificación ética para no tener una negociación de culpabilidad está determinada por las prácticas poco éticas del fiscal que a veces se usan para este acuerdo, incluida la sobrecarga y el involucramiento en fraude, falsas promesas y tergiversación de las condiciones (Pollock, 2018). No tener negociación de culpabilidad está respaldado por la teoría de la coerción, ya que la coerción implica la amenaza y la enervación del acusado antes del juicio para debilitar su capacidad de defensa.
No hace falta decir que elegir solo un sistema ético para el control de todos los sistemas de corrección es casi imposible. Sin embargo, si fuera necesario, elegiría el utilitarismo en lo que se refiere a la prevención de delitos a través de la disuasión, el tratamiento y la incapacidad para el bienestar social. En la actualidad, las cárceles están superpobladas, ya que el castigo se considera con frecuencia como una retribución (Pollock, 2018). Sin embargo, creo que el uso del sistema utilitarista exclusivamente ayudará a prevenir futuros crímenes si la incapacitación es considerada como la única opción para la estabilidad social. Al mismo tiempo, el sistema de utilitarismo presupone el tratamiento como una opción ética si tiene una utilidad igual para la sociedad en comparación con el castigo.